Tips para no sentirte muy azul durante las fiestas decembrinas
Navidades, año nuevo, regalos, fiestas... Cuando todavía vivía en Venezuela, diciembre era sinónimo de pan de jamón, ensalada de gallina, pernil y hallacas. Bollitos de chicharrón, de caraotas... Y si pienso en el ponche crema, se me hace agüita la boca 🤤
Si vives en un país donde la comunidad venezolana no está tan asentada, sabes lo difícil que es conseguir alguien que venda pan de jamón. O hallacas. Y aunque la degustación de la cena navideña es un nodo central para nuestras fiestas, todo lo que hay detrás de esa cena es lo que extrañamos con tanto anhelo.
La imagen de hacer hallacas en familia la tenemos todos los venezolanos en la cabeza. ¿Quién no fue un sábado a casa de la abuela, con la tarea de cortar el hilo pabilo para cerrar las hallacas? ¿Quién fue el designado oficial de la música, encargado de que sonaran gaitas todo el día? ¿Quién recuerda cómo llegó a su casa, luego de haber pasado toda la noche bebiendo ponche crema mientras ensamblaba las hallacas?
Todos teníamos una responsabilidad precisa en el armado de las hallacas. La cadena de producción tenía que ser eficaz. Las responsabilidades iban cambiando a medida que ibas creciendo. Cuando eras una niña, te contentabas de jugar todo el día con tus primos hasta quedarte dormida en los muebles de la sala. A medida que ibas creciendo, la responsabilidad se hacía mayor dentro de la cadena de producción. Yo empecé cortando el hilo pabilo, y me los colgaba en el cuello hasta que era el momento de dárselo a la persona encargada de amarrar las hallacas. Más adelante, amarré hallacas. No avancé mucho en el ensamblaje porque era experta en comerme todas las aceitunas y las pasitas 😅
Esta tradición tan bonita la guardamos en nuestros corazones. La casa de la abuela se impregna del olor a hoja de plátano, a guiso de hallaca. La casa huele a navidad.
Y aunque hoy estemos regados por el mundo, esos recuerdos nos persiguen, y nos llenan de nostalgia. Desde que me fui de Venezuela, las fechas decembrinas empezaron a ser difíciles de digerir. Siento una contradicción profunda entre lo que está pasando alrededor de mí, y lo que estoy sintiendo por dentro.
Me recuerda un poco al período azul de Picasso. Entre 1901 y 1904, el color que predomina en la gama cromática de las pinturas que realizaba fue el azul, debido a la tristeza que sentía el pintor por el suicidio de su amigo Carlos Casagemas.
Me sigo sintiendo azul todos los diciembres, pero desde el año pasado, quise tomar acción para cambiar un poco la narrativa de mis navidades francesas. Es por ello que te voy a compartir algunos tips que me han ayudado a balancear el azul con otros colores, a crear mis propias tradiciones:
Escuchar gaitas en el transporte público
No siempre tengo ganas de escuchar música en el transporte público, a veces siento que me sobreestimula. Sin embargo, cuando voy a la oficina y termino mi jornada laboral, mi cerebro necesita desconectarse de los bugs y los servidores. La mejor manera de desconectarme es a través de mis audífonos y Spotify. Es muy válido escuchar a Mariah Carey cantando All I want for Christmas is you, pero de vez en cuando una gaitica en el metro no le hace daño a nadie.
Escuchar así sea una sola canción de gaitas dentro del contexto urbano francés, me hace mezclar las realidades venezolano-francesas: a veces hasta se siente surreal. Qué raro es salir de la oficina para escuchar Gran Coquivacoa en el transporte.
Pero, ¿por qué no?
Preparar al menos un plato de la cena navideña
Estimular el gusto, el olfato y el tacto me parece esencial para reconectar con los sabores que forman parte de mi ser.
Si te encuentras en un país donde la comunidad venezolana está bien desarrollada, tal vez no tengas problemas en encontrar personas que vendan hallacas o pan de jamón. En Francia no es imposible, pero tienes que buscar. ¿Alguna vez has pensado en hacer tú misma tu pan de jamón?
Da un poco de miedo, pero no es imposible. Confieso que el año pasado hice mi primer pan de jamón y bueno... Todo salió mal 😅 no seguí las instrucciones de mi familia, entonces el pan nunca levantó. Pero el sabor estaba bastante bien.
Creo que hay algo especial en el hecho de preparar tú misma tu cena navideña. Reconectas con partes de ti que estaban en el fondo del mar, que no te habías permitido sacar a la superficie. El año pasado me puse el reto de cocinar tooooodo desde cero: hallacas, pernil, pan de jamón, ensalada de gallina y torta negra.
Pasé una semana cocinando. Fue hermoso y agotador.
Recopilé todas las recetas de mi familia, y las mezclé con los videos de Sumito Estévez* para hacer mi propia versión de cada parte del plato navideño venezolano. Reí, lloré, me angustié, me emborraché ensamblando hallacas... Porque, ¿quién ensambla hallacas sin beber? Eso sería un insulto a la tradición de mi abuela 😅
Aquí te dejo los links de los videos de Sumito que me sirvieron como referencia para mi preparación culinaria:
Pernil - Sumito Estévez
Pan de jamón - receta de Sumito Estévez y Claudio Nazoa
Hallacas - Sumito Estévez
Ensalada de gallina - Sumito Estévez
Ver un mensaje de navidad de RCTV o Venevisión
Cuando era pequeña, esperaba con ansias la salida de los mensajes navideños de cada canal nacional, sobre todo RCTV, Venevisión y Televen. Recuerdo que en familia, hablábamos de los distintos mensajes, y los comparábamos luego para ver cuál nos gustaba más. Aquí te dejo el mensaje de navidad de RCTV de 2009.
Uno de mis favoritos es el Mensaje de Navidad de Venevisión 2004. Ver a Yolanda Moreno, Fabiola Colmenares y Danielita Alvarado cantando y meneándose al ritmo de la música hicieron que se me pusiera la piel de gallina. Tuve un flashback de mí misma viendo Cosita Rica* todas las noches a las 9pm.
Decirle a las personas a tu alrededor cómo te sientes respecto a las celebraciones decembrinas
Hace algunos años, tenía la costumbre de hacer un amigo secreto con algunos grupos de amigos. Aunque por fuera yo participaba y ponía todo mi empeño en escoger el mejor regalo para mi Secret Santa, dentro de mí había algo que me molestaba. Sentía una mezcla de rabia y tristeza.
Con los años entendí que las navidades representaban para mí unos días en los que ya no hago las mismas celebraciones con las que crecí, ni mucho menos con las personas que me acompañaban para ese entonces. Hay familiares que ya no están, y estas fechas solo acentúan el dolor de su ausencia.
Creo que lo más sano es comunicar a las personas a tu alrededor cómo te sientes al respecto, para que los demás entiendan que para ti las navidades no solo representan felicidad, sino que también tienen un sabor agridulce, y que a veces necesitas actividades distintas para procesar lo que sientes.
Hacer menos
Es muy fácil que la agenda se llene de cena con amigos, fiestas, reencuentros, celebraciones, amigo secreto... Incluso puede que aparezcan algunas celebraciones laborales. Por si fuera poco, en algunos casos te toca viajar para pasar navidades fuera de la ciudad donde vives, por las razones que sean, poco importa.
El punto es que diciembre se vuelve un mes agitado. Y aunque haya algunas celebraciones que serán difíciles de rechazar, tómate el tiempo de reflexionar sobre cuáles son realmente las personas que importan para ti, y los eventos a los que tú realmente quieres asistir.
Las navidades suelen ser estresantes para personas que tienen a sus familias cerca, o al menos en el mismo país. Imagínate agregar un estrés suplementario por estar sola, en un contexto cultural que celebra la navidad de manera distinta a ti. Se siente demasiado, ¿no?
Está bien salir menos, socializar menos, si eso es lo que necesitas. La idea no es encerrarte en ti misma, sino conectar con tus intestinos.
Abrirle espacio a otros colores, además del azul 😌
*Sumito Estévez es un chef venezolano.
*Cosita Rica es una telenovela venezolana escrita por Leonardo Padrón.