Por qué no debes migrar a Francia
A Francia no debes venirte a vivir si te encuentras en alguna de las siguientes situaciones:
- No tienes libertad financiera.
- No tienes pasaporte europeo.
- No eres estratégica.
- No estas acostumbrada a pensar al largo plazo.
Y te voy a decir por qué.
Pero primero, una advertencia: este post se basa en mis propias experiencias. Léelo con un granito de sal.
Ok, a lo que vinimos. ¿Por qué no debes instalarte en Francia?
Hace algunos meses empecé a buscar grupos de latinos en Facebook para averiguar dónde puedo conseguir Harina PAN cerca de mi casa. O cerca del trabajo. Sí, puedo pedir Harina PAN por Amazon, pero prefiero evitar hacer pedidos en línea si puedo acercarme a alguna tienda física. Tal vez es una nueva manía que indica que ya me estoy poniendo vieja.
De todos los grupos en los que solicité ser miembro, hay uno cuyas publicaciones no dejan de sorprenderme: quejas, quejas y más quejas de mujeres latinas que están encontrando muchas dificultades y que recurren a este grupo a contar sus experiencias, a pedir consejo de forma anónima. Algunas vienen con historias desesperantes, otras vienen con historias tristes, otras cuentan historias llenas de injusticia. Las causas de sus problemas son múltiples, y muchas veces es difícil conocer la raíz del problema. Si en alguno de esos casos la raíz es la desinformación, yo me dije a mí misma: mí misma, comparte lo que sabes. Si por lo menos UNA mujer se evita tanto saperoco, tus palabras online habrán valido la pena.
¿Por qué cuento todo esto?
Bueno, porque hay personas que se vienen a probar suerte a Francia con recursos económicos muy limitados. Además de eso, no tienen papeles europeos, no se planifican y por si fuera poco, quieren llegar a hacer dinero desde el momento en que llegan al aeropuerto.
Lo sé, porque la primera vez que vine, lo hice con los euros contados. Lo sé, porque mi único pasaporte es el venezolano. Lo sé, porque cuando vine por primera vez yo estaba convencida de que iba a trabajar mucho y hacer mucho dinero. La diferencia es que yo tenía un plan. Puedes leer mis errores al expatriarme en este post. Pero hablaremos de mí luego.
Entonces, ¿por qué no debes migrar a Francia si no tienes libertad financiera?
Instalarte en Francia es una mega inversión. La plata se te va escurrir entre los dedos, como agua que cuela en un colador. Arrendar un apartamento, pagar el depósito, la suscripción de transporte público, la electricidad, el agua, el internet de la casa, el internet de tu teléfono, hacer mercado. Y estos son los gastos mínimos. La lista crece cuando empiezas a agregar tus necesidades personales.
Si tú sola, no puedes permitirte asumir todos estos gastos, te invito a que te pienses dos veces el sueño francés. Esto no quiere decir que sea imposible, pero es mejor esperar a tener un zócalo financiero sólido con el que puedas contar, porque al largo plazo te evitara estrés y desesperación. Para mí, la libertad financiera significa que tienes ahorros suficientes, o actividades que te generen un ingreso mensual estable para permitirte instalarte en Francia de manera serena. Por ejemplo: tienes ingresos constantes con alguna actividad freelance en línea. Otro ejemplo: tienes una beca de estudios europea, o una beca de tu propio país (investiga siempre cuáles son tus opciones, casi siempre hay herramientas que se ajustan a tu situación).
Esta es mi opinión. Sin embargo, hay muchas maneras de lograr un mismo objetivo. No fue mi caso, pero conocí personas que se vinieron a Francia ayudadas por sus padres o familiares. Algunos padres ayudaron a mis compañeros con el gasto inicial de instalarse, mientras que otros padres ayudaron durante varios meses a mis conocidos mientras encontraban un trabajo. Esta también es una solución muy válida, otra manera de resolver un mismo problema. Lo importante es anticipar la inestabilidad, y evitar el estrés. Construir una base sólida que te libere espacio mental.
Porque si hay algo que pesa en el cerebro, son dos cosas: pensar en cómo pagar el alquiler, y pensar en cómo comer a fin de mes.
Lo ideal -en mi opinión- es poder sostenerse sola. Esto traera consigo una gran libertad de decisión. Tal vez encontrarás limitaciones si tu zócalo financiero no es muy abundante, pero eso poco a poco lo vas a estabilizar a medida que avances, y entiendas cómo funcionan las cosas en este país.
¿Qué pasa si no tienes papeles europeos?
Bueno, la realidad es que NO pasan muchas cosas. Los papeles son casi tan importantes como el dinero. Sin embargo, no son determinantes para instalarte, esto lo veremos más adelante.
Tu pasaporte es tu identidad en este país. Necesitas un documento de identidad para los trámites esenciales: abrir una cuenta bancaria, arrendar un apartamento, comprarle una línea a tu teléfono, etcétera. La sutileza al tener un pasaporte de la comunidad europea, es que te abre muchas puertas. La más importante es la de la libertad. Porque al tener un pasaporte comunitario, puedes vivir y trabajar en cualquier país del espacio Schenghen de manera legal, es tu derecho. Lo repito para que lo leas bien: un pasaporte comunitario te da el derecho de vivir y trabajar en territorio europeo sin ningun otro trámite suplementario.
¿Sabes lo que eso significa?
Te voy dar un ejemplo. Una persona que solo tiene un pasaporte venezolano, tiene derecho a circular libremente por el espacio Schenghen durante un máximo de tres meses sin necesidad de solicitar una visa. Esa estadía de tres meses es turística, y legalmente no te permite trabajar. Si luego de los tres meses quieres quedarte de manera regular en Francia, tienes que tramitar una visa y para ello, tienes que volver a tu país de origen. La razón es sencilla: las visas solo se tramitan en consulados (o embajadas? Si sabes cual es el término preciso, corrígeme).
Es por ello que necesitas estrategia para instalarte en un país dentro de la comunidad europea. Lo que nos lleva a la siguiente situación:
No te vengas si no te gusta planificar
Las estrategias para instalarte en Francia son múltiples, y la que tú escojas va a depender de tus objetivos personales.
Sigamos con el ejemplo de la situación anterior, e imaginemos que sólo cuentas con un pasaporte venezolano. Esto quiere decir que luego de tres meses como turista no te vas a poder quedar de manera regular. ¿Entonces? ¿Cómo sobrevivir en el intento de quedarte en el país de los croissants?
Pues vas a armar un plan. Hay varias posibilidades, pero vamos a concentrarnos en una que yo conozco bien: venir a estudiar en Francia.
Venir a estudiar es una excelente oportunidad de adentrarte poco a poco a la cultura francesa. Te va a permitir dominar el idioma en un contexto menos demandante que el trabajo, así como también entender poco a poco los códigos de conducta sociales, que suelen ser tácitos, y se adquieren con el tiempo.
La visa de estudiante te da derecho a trabajar 20 horas semanales. Es decir, es solo un complemento laboral, puesto que tu foco debería ser estudiar, ya que para eso viniste. ¿Ves la importancia de contar con un zócalo financiero sólido?
Hay otra opción que descubrí un poco tarde, que se llama alternance. He hablado de ello en este post (subtítulo: Mi estrategia de reconversión profesional). La alternance me parece LA HERRAMIENTA para una persona que quiere trabajar y estudiar al mismo tiempo. Recomiendo 100% esta modalidad, porque te va a permitir trabajar un poco más de 20 horas a la semana, y al mismo tiempo validar un diploma (un máster, por ejemplo). Sin embargo, no todas las carreras cuentan con esta modalidad, es por ello que debes investigar la estrategia que mejor se adapta a tus necesidades. También creo que para estudiar en alternance, debes contar con un nivel de francés relativamente fluido, puesto que estudias en una escuela y trabajas en una empresa al mismo tiempo.
Sea cual sea la estrategia que escojas, ten en cuenta que aunque planifiques a la perfección tu llegada, siempre habrán imprevistos, y debes dejar espacio para la improvisación.
No te vengas si no te gusta pensar al largo plazo
Detras de la inmediatez, se esconde la ingenuidad. Cuando yo llegué aquella primera vez, en febrero de 2016, yo estaba convencida de que iba a encontrar un trabajo al día siguiente. Hoy, al poner todo en perspectiva, me pregunto a mí misma: ¿cómo es que yo pensaba encontrar un trabajo apenas llegara?
Imagínate esta situación por un momento: vas a una entrevista de trabajo. Le metes el pecho a tu pronunciación en francés, aun cuando sabes que entiendes una de cada dos palabras. Logras cerrar la entrevista de manera positiva y pasas a la siguiente fase. Te piden tu número de cuenta bancaria, tu tarjeta del seguro social, y tu tarjeta de residencia para preparar el contrato de trabajo. Lo básico, pues.
Sin estos papeles, no te pueden contratar.
Ahora desglosemos el proceso. Para tener una cuenta bancaria, necesitas tu tarjeta de residencia y un justificativo de domicilio. Para tener la tarjeta de seguridad social, necesitas tu tarjeta de residencia y justificativo de domicilio. Para tener tu justificativo de domicilio, necesitas haber arrendado un apartamento. Para arrendar un apartamento, necesitas hacer una transferencia bancaria (y muchos otros papeles, pero por ahora simplifiquemos el proceso) y necesitas una tarjeta de residencia.
Para tener una tarjeta de residencia, tienes que solicitar una cita en la OFII (Oficina Francesa de Inmigración) para validar tu visa, con la que entraste al país. Una vez tu visa validada, tendrás acceso a tu tarjeta de residencia. Este proceso puede demorarse hasta tres meses desde el momento de tu llegada, si pides la cita por internet apenas llegas.
¿Te das cuenta de tooooodo el proceso administrativo que se esconde detrás de la redacción de un contrato de trabajo?
Cuando yo llegué, jamas me imaginé tanto papeleo. Pero sobre todo, jamas me imaginé el tiempo que todo se iba a demorar. Fue una lección, tuve que construir mi paciencia.
Es por ello que es importante planificar, y tener una visión al mediano y largo plazo. Entender que los procesos de instalación en otro país toman tiempo, y que es normal que al comienzo todo parezca lento. Se siente como si nada avanza. Pero poco a poco la situación mejora.
El que persevera, alcanza.
Cuando pienso en todas las personas que cuentan sus historias de desesperación en los grupos de Facebook, respiro profundo para no entristecerme. Personas que se quedan sin trabajo, personas que no hablan francés y no logran ser contratadas, personas que no saben si irse o quedarse. Yo estoy convencida de que construir una vida fuera de tu país de origen es posible. Pero es mejor pensar las cosas en frío y dar pequeños pasos, que encontrarse en una situación de estrés crónico que te paraliza y no te permite vivir.
No te vengas a Francia si no sabes perseverar.