El viento y el mar

O de cómo la naturaleza dibujó esta inesperada historia.

Foto por David Velásquez, @readypalafoto

A Cabarete fui convencida de que iba a haber viento suficiente durante toda mi estadía para poder hacer 6 horas de clases de windsurf. A medida que avanzo en mis experiencias de deportes de viento, hago un constat importante: la naturaleza siempre tiene la última palabra. Poco importan los planes que yo haya previsto.

Y así fue. Estuve 9 días en Cabarete. Hubo viento 3 días, de los cuales 2 días, la dirección del viento no estaba buena para que principiantes como yo pudieran tomar clases. Eso nos deja con un solo día de viento efectivo. Para poder practicar windsurf, hay dos factores importantes a tomar en cuenta : la velocidad del viento (que se mide en nudos) y la dirección del viento. Yo no soy una experta, pero lo que uso como referencia para guiarme es la plataforma windguru. Por lo general escribo en la barra de Google "winduguru " para así poder tener una idea de las condiciones del día. Por ejemplo, "windguru cabarete". A continuación, podré revisar en windguru los nudos, la dirección del viento e incluso el tamaño de las olas. Para una persona con mi nivel, una velocidad de 15 nudos es más que suficiente para hacer una buena clase de windsurf.

Previsiones para la próxima semana en Cabarete

Al no haber buenas condiciones para aprender windsurf, me decanté por lecciones de surf. Este deporte nunca lo había practicado en mi vida. Y aunque amo el mar con cada átomo de mi ser, le tengo un respeto enorme a las playas con olas. Un respeto que, segun el tamaño de las olas del día, se puede convertir en miedo en un abrir y cerrar de ojos.

Vi olas de todos los tamaños. El día de mi primera lección de surf, todo mi cuerpo estaba repleto de una ansiedad muy profunda. Tanto así, que tenía ganas de ir al baño 😅 estaba muy asustada. Me estaba enfrentando a un miedo con el que había crecido desde que era pequeña: miedo a ahogarme en una ola. Precisamente porque no quería sentir más miedo, me atreví a dar este salto al vacío.

Pagué por una clase de 90 minutos. NOVENTA MINUTOS. No sé cual fue el constat de mi instructor, pero tuvo una actitud severa desde el principio de la clase. Supongo que percibió mi ansiedad, y utilizó la estrategia de la presión para hacerme actuar. La peor estrategia para una persona como yo; me bloqueo aún más.

Los instructores y sus estrategias

Me gustaría saber qué pasa por la cabeza de un instructor cuando está frente a un alumno cuyo cuerpo está invadido por el miedo. Al día de hoy, he constatado diversas aproximaciones. El instructor que impartió mi primera clase de windsurf, fue indiferente a mi parálisis. El se acercaba de vez en cuando a verme y a darme un par de instrucciones, sin involucrarse demasiado en mi proceso de aprendizaje. Mi segundo profesor, Alessio, creyó en mí desde el minuto uno en que me metí al agua; yo estaba terrorizada respecto a la idea de caerme, o que la vela me cayera encima. Alessio, por su parte, estaba convencido de que todo iba a salir bien. Mientras más yo navegaba, más él me gritaba desde la orilla "Brava Gene, brava", y eso hacía que a mí se me saliera el corazón por la boca. De miedo y de orgullo al mismo tiempo.

Con Alessio avancé tanto, que hasta nos dio chance de navegar juntos, cada uno con su propio equipo. Fue una pasada. La pasé bonito.

Mi tercera instructora de windsurf fue una mujer. Había pasado más de un año desde mis clases con Alessio. La falta de práctica hacía que yo me sintiera insegura, y retrocedí en las maniobras que yo sabía que soy capaz de hacer. Entonces el approche de esta profesora (lamentablemente no recuerdo su nombre) fue uno de los más dulces y reconfortantes : sus exigencias se amoldaron a mis capacidades; a tal punto, que logramos llegar al nivel que yo había logrado con Alessio, e incluso me enseñó otras maniobras. Se aproximó a mí desde la calma, y fuimos reconstruyendo mis bases poco a poco, a medida que yo fui ganando confianza.

Sin duda, una de las clases más bonitas que he tenido. Cuando fui agarrando confianza y quise navegar más rapido, el viento cambió de dirección y recuerdo que dejé de avanzar a la velocidad que yo deseaba. Ahí fue cuando ella, con su silencio, me recordó lo que me había dicho en tierra firme: tienes que sentir el viento, y probar diversos movimientos hasta encontrar la nueva dirección.

Bien, ahora volvamos a las clases de surf en Cabarete. Lo primero que aprendí fue la parada básica en la tabla, pero en la arena. Una vez entendida la pose a adoptar, nos fuimos al agua mi instructor y yo. El comienzo fue una catástrofe. Yo estaba tensa, y no logré pararme de la tabla en la primera ola que intenté surfear. Luego de unos cuantos intentos fallidos, me armé de valor y me paré. Me caí inmediatamente. Así, hasta el final de la clase, cuando por fin logré surfear durante más tiempo las pequeñas olas espumosas.

Una hora y media después, la clase había llegado a su fin. Yo estaba exhausta física y mentalmente. Estar en el agua esperando la ola adecuada significa dejarse golpear por todas las otras olas que no vas a agarrar🥴 surfear es un acto de fortaleza.

De primeras veces: acercarme al line up

A medida que pasaban los días, el viento nada que se levantaba. Yo empecé a perder la fe en tener unas vacaciones con viento, y poco a poco fui tomando mas clases de surf. Hubo un día que se quedó grabado en mi corazón: el día que agarramos olas en el line up (el lugar más alejado de la orilla donde rompen las olas). Ese dia tomé 2 clases de surf: una en la mañana, y la otra a mediodía. Fue en la segunda clase donde nos fuimos lejos. Ese día, yo viví una transformación por dentro.

A veces parece tonto cómo una experiencia tan "básica" pueda dejar tanta huella, pero así fue. Como lo he dicho antes, las playas con olas son, para mí, sinónimo de respeto. Al ir al line up para surfear olas de verdad, tenía que atravesar la parte de la playa donde revientan las olas espumosas, adentrarme aún más, y depasar incluso el rompimiento de las olas de verdad. Yo estaba montada en mi tabla, y Tito estaba montado en la suya. Para avanzar rápido, yo me agarraba de su leash mientras él nadaba más rápido que yo para acercarnos al line up lo más pronto posible.

man holding surfboard near beach
El leash es la cuerdita que se amarra al tobillo para que la tabla esté siempre atada a tu cuerpo y no se vaya muy lejos si te caes.

En esa llegada al line up, vi olas "gigantes" frente a mí. Tan grandes, que el asombro no me cabía en el pecho. Yo estaba convencida de que me iban a voltear y a sacarme de la tabla. Pero nada malo pasó. Atravesé las olas montada en mi tablita de rookie, guiada por Tito que iba como flecha hacia el line up. Cuando al fin llegamos, sentí la calma por unos minutos. Calma que iba a durar muy poco, puesto que el objetivo era surfear. La primera ola fue una maestra. Desde el comienzo hice todo mal : apoyé las rodillas en la tabla al intentar pararme, luego no apoyé los pies paralelos. El resto es historia: me caí de la tabla, y me revolcó el labio de la ola. Sentí la fuerza del revolcón, y cuando por fin logré sacar la cabeza del agua, venía otra ola grande así que tuve que lidiar con otro revolcón.

En el momento en que saqué la cabeza al agua por segunda vez, ya el instructor estaba conmigo. Lo primero que salió de mi boca fue "I don't feel good". Y era verdad. Todo era nuevo, me sentía desesperada por tantas cosas nuevas al mismo tiempo. Sentí que cuando al fin estaba progresando en mi surfeo de olitas de espuma, voy al line up a surfear olas más grandes, y todas las reglas del juego cambiaron. Respirar me ayudó a calmarme, para volver a un estado de serenidad, y regresar al line up.

La enseñanza era evidente: al surfear, no puedo pensar. Si pienso demasiado, la ola no va a tener compasión de mí. Pararme de la tabla se tenía que convertir en un acto reflejo, Uno, dos, tres, arriba. En posición, lista con mis piernas paralelas, con la mirada puesta hacia donde me quiero dirigir. Las siguientes olas las viví con un mejor estado mental, y las surfeé mejor, aunque igual me caí unas cuantas veces.

Mirar hacia donde te quieres dirigir es primordial cuando estás haciendo surf. Foto por David Velásquez, @readypalafoto

Al finalizar esta clase, la Génesis que entró al mar no fue la misma Génesis que salió. Sentí que había vivido muchas emociones en un corto período de tiempo, estaba abrumada de todo lo que había vivido, y lo que había logrado. El simple hecho de haber atravesado todas esas olas -que para mí eran agorafóbicas- para llegar al line up, era un logro trascendental.

Al ser una persona que se pierde fácilmente en sus pensamientos, el hecho de pararme de una tabla sin pensar es un acto que va en contra de mi naturaleza. Hacerlo para surfear olas de niña grande, aún más. Y lo logré. Pero pasé toda la tarde procesando la clase. Estaba taciturna, vaciada de mí misma. Desde la orilla, sentada en la arena, mis ojos abrazaban el mar con una mirada perdida. No había nada dentro de mí, yo lo había dado todo.

De todo se aprende

Después de procesar ese día histórico en lo que llevo de vida, pude digerir los siguientes aprendizajes :

  • Visualizar, manifestar, rezar, meditar, comoquierasllamarlo, es una gran herramienta para pre-construir el futuro. Antes de entrar al agua, Tito me hacía sentarme mirando al mar, y me decía que me imaginara a mí misma surfeando las olas. Una vez que yo sintiera que estaba lista, podíamos entrar al agua. Esto hizo que yo tuviera una predisposición más segura y serena sobre mi experiencia en el agua. Ojo, esto no quiere decir que no me caí luego del ejercicio de visualización, pero entré a la playa con una mejor actitud.
  • Un instructor que te haga sentir segura es la clave del éxito. Y no nada más que te brinde seguridad, sino que también te brinde herramientas para lidiar con los bloqueos mentales que puedas presentar. La técnica no es lo único que cuenta en este tipo de deportes, la mente tiene que estar serena para lidiar con los aléas de las circunstancias. Ademas de la seguridad y de las herramientas, es importante que el instructor(a) te permita ver con claridad cuáles son tus límites, pero que al mismo tiempo sepa retarte para que puedas salir de ti misma, y lograr eso que anhelas. En mi caso: surfear bien al menos una olita de las de verdad.
  • Frente al miedo, mantener la calma. Cada quien desarrolla sus propias herramientas; yo lo único que sé hacer cuando el miedo me invade es respirar. (Si tu tienes otra estrategia, compártela en los comentarios para descubrir otras maneras de lidiar con el miedo). Es difícil calmar el cerebro cuando sientes que la ansiedad se dispara por todo el cuerpo, pero una vez en calma, es más fácil recuperar el valor para volverlo a intentar.
  • La confianza en mí misma, abrazar los errores y la perseverancia son los building blocks más importantes para desarrollar cualquier habilidad que se me pase por la cabeza. Hace mucho tiempo leí que para evitar enfermedades como el Alzheimer, es necesario estar en constante aprendizaje de cosas nuevas, esto aumenta la plasticidad del cerebro. ¡Que ser rookie se vuelva tu bandera de vida!
  • La naturaleza es sabia, y siempre tendrá la última palabra. Una actitud de aceptación de loquesea que la naturaleza tenga para ti, te evitará frustraciones. Quiero decir: es normal frustrarse cuando las cosas no salen como esperas, pero la actitud de apertura ayudará mucho a aceptar el plan B, C o Z. Aunque los primeros días yo estaba super motivada a practicar windsurf, sabía dentro de mí que todo dependía de si el viento se levantaba o no. Hacer surf no estaba dentro de mi plan A, pero lo disfruté, y me permitió expandirme a través de las experiencias que viví.
Esta ola la surfeé decente, pero al final me caí. Bueno, cosas que pasan. Foto por David Velásquez, @readypalafoto

Expansión. Se ha vuelto una de mis palabras favoritas desde que entendí que eso es lo que ocurre cada vez que vivo más y más esta vida: me expando en todas las direcciones de mi ser. Atravesar las olas para llegar al line up sin morirme (qué exagerada), hicieron que yo saliera de mí misma por un rato. Que me agrandara, que creara más espacio para mí. Solo por esto, estoy agradecida de haber tomado las clases de surf.

Y tú, ¿cuándo te atreves a hacer realidad ese anhelo que llevas guardado dentro?


Constat quiere decir observación en francés.
Approche quiere decir aproximación en francés.
Rookie quiere decir principiante en inglés.

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