Cómo construir oportunidades profesionales cuando has migrado
Las razones para expatriarse son muchas. En mi caso, yo me fui buscando mejores oportunidades laborales, que me permitieran construir la vida que había soñado desde que era estudiante en la Universidad Central de Venezuela.
Paréntesis anecdótico: recuerdo que cuando tuve mi primera entrevista en Caracas para un empleo como arquitecta, pensé mucho en la negociación salarial. Para aquella época, vivía con una roomie (la única vez que se me ocurrió vivir con roomies 🥴) que estaba en la mitad de sus estudios de arquitectura, qué coincidencia. Un día conocí a su padre, que era un empresario caraqueño. Sus sabias palabras me siguen acompañando el día de hoy. Para aquel momento, yo no tenía ni idea del salario de un arquitecto en Caracas, y con la inflación en Venezuela, era muy difícil establecer una cifra base.
No sé por qué surgió el tema de la entrevista que yo tenía que preparar, y le comenté al papá de mi roomie que no sabía como negociar el salario, que ni siquiera sabía cuánto pedir. Y ahí fue cuando su sabiduría me iluminó el camino. El me dijo: tú lo que tienes que hacer es sentarte, y sacar las cuentas de todos tus gastos mensuales. Eso te dará una idea de cuánto necesitas al mes para vivir, y te servirá como base para hablar con propiedad sobre tu salario.
Para aquel entonces, fue un consejo lleno de sentido común. Hoy, pienso que la negociación salarial tiene más aristas. Las vamos a desglosar poco a poco, para entender juntas por qué estas cuentas son tan importantes al momento de buscar oportunidades profesionales en el país al que has decidido migrar.
Cierro paréntesis.
Primero lo primero: tu estatus migratorio
Al migrar, hay puntos cruciales que necesitan claridad tan pronto como llegas a tu nuevo destino: el mercado laboral de la profesión que ejerces, y tu estatus migratorio. Por lo general, ambos temas están entrelazados: la estabilidad laboral te da la posibilidad de acceder a una tarjeta de residencia con ciertas ventajas y derechos; pero al mismo tiempo, necesitas una tarjeta de residencia vigente que te otorgue el derecho de trabajar en el país en que te encuentras.
La tarjeta de residencia es un tema denso, que varía de país a país. Aunque es difícil establecer generalidades, aquí van algunos tips de utilidad general :
- Es importante que te documentes sobre los distintos tipos de visa que ofrece el país al que deseas migrar. Necesitas ahondar en los acuerdos bilaterales entre tu país de origen (es decir, el país que emite tu pasaporte) y el país al que deseas llegar. Los acuerdos suelen ser distintos de un país a otro, por lo que las visas a las que tú tengas acceso puede que no sean las mismas a las que tiene acceso una persona de otra nacionalidad.
- Otro punto clave es entender cómo se puede hacer una transición de un tipo de visa a otro. Por ejemplo: si llegas a un país con visa de estudiante, ¿cómo puedes cambiar tu estatus a visa de empleado, una vez que termines los estudios? ¿Cuáles son los procesos para pasar de una visa a otra? ¿Qué requisitos debes cumplir ?
- Los derechos y los límites de cada tipo de visa. Es importante que entiendas qué derechos te otorga una determinada visa, y hasta dónde puedes llegar. Por ejemplo, en Francia, la visa estudiantil te permite trabajar legalmente à titre accessoire. Esto quiere decir que puedes trabajar legalmente un máximo de 20 horas semanales, salvo excepciones. Entonces, tienes que entender a qué salario puedes optar trabajando 20 horas semanales, y cuáles son esas excepciones bajo las cuales puedes trabajar más allá del límite de tiempo estipulado (la alternance es una de las excepciones).
- ¿Te interesan las visas de emprendimiento? ¿Eres una persona que tiene una idea de negocio innovador, tienes inversores que confían tu proyecto, o mejor aún, tienes un negocio andando que es rentable, y quisieras expandirlo al país donde deseas migrar? Bueno, los empresarios tienen un estatus migratorio definido. Es otro tipo de visa, con otras exigencias, así como también cuenta con otras facilidades.
- ¿Quieres llegar como turista a un país para luego quedarte a vivir? ¿Has verificado si esa posibilidad es legal en el país en el que deseas quedarte? ¿Cómo es el proceso? ¿Cómo es la transición? ¿Cuáles son los requerimientos ? Cada país cuenta con sus propias políticas migratorias. Yo siempre he sido partidaria de hacer las cosas bien. Con organización, disciplina y estrategia. Las consecuencias de quedarte a vivir en un país sin tener un estatus migratorio seguro son nefastas y generan mucho estrés innecesario, que puedes evitar si te organizas con tiempo.
Mi propia experiencia: venezolana sin pasaporte europeo
Ahora voy a poner el ejemplo más concreto que tengo a mi alcance: el mío. Siendo honesta, a mí me faltó investigar, y lo explico muy bien en este post. Pienso que en el momento en que preparé mi intercambio internacional, ya tenía que lidiar con muchos temas, como para ponerme a investigar todo lo relativo a visas y requerimientos. Además, la primera vez que vine a Francia, yo tenía muy claro que yo quería regresar a Venezuela a terminar mis estudios de arquitectura, para graduarme y recibir mi título bajo las nubes de Calder [1] 🤍
Fue poco a poco, cuando empecé a plantearme la posibilidad de regresar a Francia, que empecé a indagar sobre cuáles eran mis oportunidades; entendiendo que el único pasaporte con el que yo cuento es el venezolano. Nada más. Por eso te digo: cada situacián migratoria es única, porque los recursos de cada persona son únicos.
Hoy, con la experiencia de los años transcurridos, puedo explicarte los altibajos de mi proceso migratorio, para que entiendas cómo funcionan las cosas en Francia. O bueno, al menos cómo me han funcionado a mí. Cada camino migratorio es un mundo.
Todo comenzó con la época de la bonanza petrolera en Venezuela. Bueno, eso creo. En todo caso, los acuerdos entre Francia y Venezuela siguen siendo muy parecidos a los que se establecieron en la época de la abundancia económica venezolana. En palabras simples: a Francia puedes entrar como venezolano sin necesidad de solicitar una visa de turista. Es decir, como turista, tu pasaporte venezolano basta.
Este estatus es limitado: puedes estar un máximo de 3 meses en suelo francés (incluido cualquier país del espacio Schenghen, gracias a los acuerdos de la Unión Europea), y como turista, no tienes derecho a trabajar. Dicho de otra manera: tu entras a Francia, puedes circular libremente por todo el espacio Schenghen por una duración máxima de 3 meses, y luego, te vas para tu casa. O para donde tú quieras, pero tienes que salir del territorio europeo. Pequeña precisión: si duras un máximo de 3 meses en Francia y luego te toca salir, no puedes estar fuera una semana y luego volver entrar a Francia. Pongamos un ejemplo para ilustrar: si pasas tres meses seguidos en Francia, luego tienes que estar fuera de la Union Europea AL MENOS 3 meses para volver a entrar. En este sitio web puedes encontrar información oficial al respecto.
Son estas pequeñas sutilezas las que hacen la diferencia, y te ayudan a ver con perspectiva las decisiones que tienes que tomar.
Entender mis recursos y limitaciones
Luego de haberme recibido como arquitecto en Venezuela, trabajé en algunas oficinas como arquitecto. Sin embargo, empecé a darme cuenta de que ejercer mi profesión en Venezuela iba a ser más complicado de lo que yo pensaba; ahí fue cuando empecé a estudiar la posibilidad de partir. El primer paso fue analizar mi situación: pasaporte venezolano, recursos económicos limitados, nivel de francés dudoso (B1 para aquel entonces). Un punto clave: mi título de arquitecto no era reconocido en Francia. Para poder ejercer como arquitecto, tenía que revalidar mi título; para ello, tenía que estudiar 2 años más.
Paréntesis anecdótico: aunque el título no sea "reconocido" acá, tengo amigos que pudieron conseguir empleo en Francia como arquitectos, sin necesidad de revalidar su título venezolano. Sin embargo, estos amigos contaban con una GRAN VENTAJA: tenían un pasaporte de la comunidad europea. Españoles, portugueses, italianos... Es que cuando no tienes el peso del estatus migratorio respirándote en la nuca, tienes espacio mental para experimentar. Cierro paréntesis.
Volvamos a mi caso. Venezolana, sin pasaporte comunitario. Nivel de francés: B1. La solución ideal para ese entonces era llegar a Francia con un visado de estudiante, revalidar mi título, para luego transitar hacia la visa profesional. Muchas cosas pasaron durante el camino (incluida mi reconversión profesional, la cual explico en este post), pero después de tanto vivir, hoy tengo una tarjeta de residencia Passeport Talent. Si te interesa que desarrolle el tema, déjame un comentario y luego explico las ventajas y los límites de esta tarjeta de residencia.
El panorama personal y el panorama contextual
Volvamos al primer paréntesis anecdótico: conversaciones con el padre de mi roomie en Caracas, 2016.
Hoy, creo que el consejo del padre de mi roomie sigue siendo vigente: tienes que tener una idea de cuánto dinero necesitas para cubrir todas tus necesidades. Léase bien: TODAS. Y con esto no solo me refiero al alquiler, hacer mercado, luz y agua; es importante que dentro de tu presupuesto tomes en cuenta todas aquellas cosas que son importantes para ti: presupuesto para viajes, clases de piano, clases de canto, enfin, tus gusticos...; citas médicas, suscripciones a estudios de pilates, gimnasio, etcétera. También es importante que visualices dentro de este presupuesto cuánto te gustaría ahorrar mes a mes. Por último, es importante tomar en cuenta los impuestos, así sea una idea muy vaga.
Todos estos ítems son necesarios para que tengas un cálculo lo más cercano a la realidad. El pago de impuestos varía mucho de país a país, por lo que es una tarea un poquito densa pero necesaria. En todo caso, es importante que incluyas un porcentaje de tus gastos al pago de impuestos. Es otro ahorro que tienes que tomar en cuenta.
Digamos que ahora tienes el panorama un poco más claro:
- tu situación personal (recursos y limitaciones)
- tu estatus migratorio
- tus necesidades financieras
- tus gustos
- tu salud física y mental
- tus planes personales de ahorro
- los impuestos del país al que deseas llegar
- mercado laboral del oficio que estudiaste antes de migrar
- tu experiencia laboral antes de migrar
- etc
Creo que cada punto que te planteo es denso, y necesita de mucha introspección. Y no nada más necesita que mires hacia dentro de ti misma, también necesita que mires hacia fuera; que investigues el contexto del lugar al que quieres llegar. Para mí, fue y sigue siendo agotador. Cuando pienso en los impuestos, se me ponen las mejillas calientes y me da un poquito de ansiedad. Es un tema complicado para mí (aún cuando declaro impuestos desde el 2018), que no he abordado a profundidad y que forma parte de mis deberes como ciudadana que vive en este país. Pero la información es poder, así que cuando me angustio, investigo y hago tablas en Excel. Visualizar la situación me ayuda a entender y a reducir el estrés que me genera gestionar mi propia vida 😅
Cerremos el tercer paréntesis anecdótico que abrí sin siquiera darme cuenta.
Bien. Con todos estos puntos investigados, puedes plantearte la pregunta -para mí- más importante de todas:
¿Mi oficio actual me permite costearme la vida que quiero?
El panorama personal, el panorama contextual y la respuesta a esta pregunta serán la brújula para las siguientes decisiones.
Cuando a mí me tocó enfrentarme a esta pregunta, me di cuenta de que la respuesta era un sólido "NO". El oficio de arquitecto no me brindaba la vida que yo quería vivir en Francia. Y aunque en ese momento fue doloroso y angustiante, haber dado el salto hacia la reconversión profesional en informática, hoy se siente con mucha serenidad. La carrera me da la vida que quiero, y me reta de la manera en que la arquitectura no lo lograba: todos los días tengo algo nuevo que aprender, un nuevo problema que solucionar. Y, para la manera en que funciona mi cerebro, esto se siente muy bien.
Hoy soy arquitecta y soy ingeniero en informática, whatever that means. Mas allá de los títulos universitarios, lo que realmente importa es el camino que he andado para construir mis propias oportunidades profesionales. No ha sido fácil, pero entender mi situación personal y el contexto en el que estoy, me ayudaron a materializar la vida que tengo hoy.
Hay una palabra que marca la diferencia: construir. Y es que no creo que exista tal cosa como "conseguir trabajo". Creo que las oportunidades profesionales te las construyes tú misma, con tus decisiones, tu preparación, tu experiencia laboral, tu sed de aprendizaje, tu red de conocidos profesionales... Pero todo toma tiempo, y eso es lo más difícil de digerir.
Roma no se construyó en un día 😉
[1] con las nubes de Calder, hago referencia a la acústica del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Para lograr la acústica de esta sala, Carlos Raúl Villanueva (arquitecto encargado de la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas) invitó a su amigo Alexander Calder, escultor estadounidense, a que le propusiera la solución acústica de la sala. Aquí puedes encontrar información sobre este histórico lugar, que es Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.
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